Cada año se invierten siete billones de dólares en actividades que perjudican directamente a la naturaleza y la biodiversidad de las que todos dependemos.
Debemos dejar de morder la mano que nos da de comer.
En su lugar, debemos respaldar el Marco Mundial para la Biodiversidad con fondos reales.
Reorientar la financiación perjudicial hacia prácticas favorables a la naturaleza y a los pobres, en nuestros campos, nuestros océanos y nuestras ciudades.
Invertir en la restauración de ecosistemas y hábitats.
Y contabilizar la dependencia mundial de la naturaleza en los balances nacionales y empresariales.
Invertir en naturaleza y biodiversidad es invertir en el futuro de la humanidad.
El recién creado Fondo de Cali es un gran paso en la dirección correcta.
Así pues, en el Día Mundial de la Vida Silvestre, aumentemos las inversiones para cumplir nuestros compromisos internacionales sobre la naturaleza.